Es difícil, o imaginamos difícil, ser capaz de
retratar una cuestión global, la necesidad y dificultad al acceso a una
enseñanza; desde un punto de vista que podría darse en cualquier lugar del
mundo, infantil; pero enmarcado en un contexto muy concreto, cuya lejanía en el
espacio no es mayor que su cercanía en el tiempo. Aunque utilice una historia y
una puesta en escena de tan realista que se hace imperceptible, es a través de
su esquema y de la consecución de situaciones que aparecen, cómo se retrata una
sociedad, una cultura, de forma parecida a la sátira pero sin caer en ella,
porque su mayor baza reside en el punto de vista, en contar la crudeza desde el
prisma de la inocencia y de la ingenuidad. Quizá algo demasiado duro como para
ver desde nuestros propios ojos. Es curioso cómo algunas veces la madurez no
nos hace más fuertes, sino todo lo contrario.
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