Hemos aprendido que, mientras que
el profesor se encarga del método de enseñanza, de adaptarlo a su forma de dar
clase, de transformarlo en acciones, los principios pedagógicos están al cargo
del Ministerio. Que el alumno, para acceder al nivel de desarrollo pertinente,
debe hacer una prueba de nivel que respalde que ha adquirido los conocimientos
previos, para que le sean planteados los siguientes.
Han de construirse aprendizajes
significativos, es decir, se han de construir significados, hay que conseguir
que los entienda, y que los realice por sí mismo, que adquiera esa
funcionalidad. Y el aprendizaje es de modo globalizado, no se relaciona de
forma arbitraria, sino de forma substantiva. La estructura cognoscitiva parte
de puntos más puntuales, valga la redundancia, hacia más complejos. La Teoría
de la Elaboración se orienta a este fin: se presentan las partes para luego ser
desarrolladas, de lo más general a lo más detallado; de lo más simple a lo más
complejo. El alumno ha de ser consciente del contexto y de la importancia de su
enseñanza. Así, y acorde a los distintos objetivos planteados (de desarrollo,
de adquisición) de forma clara y sencilla, y siendo observables, se han de
resolver las situaciones de aprendizaje.