miércoles, 21 de marzo de 2012

Taller de preguntas inteligentes


El hacerse preguntas es una característica notable del ser humano, nos define como entes inteligentes. Las preguntas generales nos proporcionan información, nos dan nociones básicas. Vemos cómo las preguntas están muy estrechamente relacionadas con la creatividad y con la educación. Podemos ver distintos tipos de preguntas: cerradas, si la respuesta es sí o no, o cerradas si contemplan mayor aporte o aclaraciones; disociativas, descartes, que disocian para preguntar algo específico; intuitivas, esclarecedoras, preguntas oportunas en un momento determinado que aclaran o simplifican la cuestión. Según como el individuo responda a la pregunta, lo entenderemos del tipo visual, auditivo o quinesético.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Reflexiones personales sobre el tema de las cualidades positivas y negativas del profesor.


Se podría decir que hay tantos tipos de profesor como tipos de persona, y no tendría que corresponderse necesariamente el uno con el otro. Que un profesor tenga mayor o menor éxito en sus objetivos depende incluso más que la personalidad del mismo, en el estilo de impartir docencia que siga y en los propios objetivos que se haya planteado, en las aptitudes que más valor le pueda reconocer al alumno de la asignatura. Estos objetivos podrían ser una buena conducta en clase, participativa, el interés demostrado, y sobre todo y como suele ser más normal, los conocimientos adquiridos.

Creo que el profesor debería entenderse por aquella persona que se preocupa de motivar y ayudar en la asimilación de conocimientos. La información ya está ahí, se supone al alcance de todos, lista para cogerla; pero la figura del profesor es necesaria para hacerla comprensible. Más que convertirse, en caso extremo, en un evaluador de una materia que el alumno mismo ha de ingeniarse para aprender, ha de ser una figura cuya motivación sea alentar al estudiante en pos de un fin concreto.

Dudo que alguien sin motivación sea capaz de transmitir motivación, igual que dudo que alguien sin unos conocimientos sea capaz de transmitirlos. Me parece igual de importante la especialización y amplitud de experiencia, de títulos y de conocimientos, que las ganas de expresarlos. El profesor ha de tener vocación de profesor, ya que para poder ayudar a encontrar a los alumnos sus vocaciones, antes debería haber encontrado la suya.

Cada estilo de impartir docencia tiene su parte buena y su parte mala, así que no se puede extrapolar ninguna fórmula general que pueda conseguir lo máximo de cada alumno. Ya que la única forma de éxito verdadera consiste en motivar al alumno en aquello que se explica, para hacérselo interesante, el profesor habrá de ser respetado, pero no desde el temor, que implica un falso respeto y el propio temor del profesor a perder ese respeto, sino desde la admiración. Por supuesto, parece demasiado ideal, y seguramente sea una tarea difícil de conseguir, pero conseguir ser ameno y a su vez transmitir autoseguridad, debería ser un estándar al que tender, y al que dedicar una carrera dedicada a la enseñanza.